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8 de agosto de 2017

La acogida de la Comunidad del Monasterio de Oseira


Yo fui a Oseira inducido por una experiencia previa que me produjo impacto y emoción en su momento, cuando tenía 11 años, y fue el resultado de la visita al Monasterio de Sobrado también del Cister. En recientes visitas, experimenté una cierta frialdad y lejanía en la comunidad de Sobrado, todo esto, claro está,  desde una sensación subjetiva. Como suele ocurrir puede que mis expectativas que son mentalmente muy libres fueran otras. Aunque estoy aprendiendo a observar mi mente, estoy en fase inicial de pensamiento libre o mente libre, con algunas incursiones en la concentración y en la contemplación. Ni me he asomado al estado de meditación.
Desde tiempo atrás siempre tuve pendiente el acudir a Santa Maria la Real de Oseira y esto sucedió hace unos días, las fechas no eran buenas para estancias en la hospedería y confieso un cierto recelo en mi experiencia anterior, como veis defiendo mi primera impresión de transición entre niño y adolescente.
Pronto reflexioné porque no había recalado en ninguna ocasión por Oseira y es que Oseira es un sitio ad hoc, es un sitio íntimo y privado como es una osera, es decir el hogar del oso que se pasa una parte importante de su vida en él. O pasas por allí o no lo verás.

Ya en la portería sentí una alegría profunda, el trato con el hermano Alfonso fue amable, respetuoso, pero familiar, facilite los datos que me pedía y un comentario de tú a tu, -te gano por dos años-, bah menuda victoria creo que dije. Pronto apareció el hermano Cesar, joven y muy jovial que me condujo a mi celda, subiendo las esplendidas escaleras labradas en la contrahuella, me dio las instrucciones del novato, me enseño el refectorio y el lugar donde realizan los rezos en verano (el coro de la iglesia principal).
Pronto entré en la rutina, mi primera visita al comedor era para la cena, ya había un grupo formado anterior así que use una mesa compartida con un chico inglés, del pueblo de Graham Green, que nos acompañó hasta mi marcha.
Si, el mismo Graham Greene autor de El poder y la Gloria y del Stamboul Train que inspiro la película del Orient Express; y es que pasó temporadas en Oseira.
Mi espiritualidad es laica y soy crítico con lo fatuo y boato aunque las técnicas de "marketing" lo justifiquen, para mí, sirven para justificar su liturgia con un fin concreto.
No tengo remedio, cuando las circunstancias aprieten, me quedare con uno de los consejos que George Gurdjieff dio a su hija - si no la tienes, imita la fe -.
Lo del remedio quedó más o menos reflejado con otros compañeros de mesa con los que compartimos compañía y entusiasmo. Unas muy buenas personas de Córdoba y Granada, que con la controversia, el debate y la defensa de las distintas posiciones, compartimos buenas sopas, potajes y charlas.
Debido precisamente a mi visión interesada de lo litúrgico, yo me suelo acomodar a dos actos de rezo y oración que son Laudes entre las 7 y 8 de la mañana y las completas a las 9:30 que dan paso al gran silencio.
Mucho más me satura pero lo respeto profundamente.
Disfruté de la compañía y de las aportaciones de mis compañeros, a los que el último día se unió una pareja de Madrid también muy interesantes.
Descubrí una comunidad mayor, de pocos integrantes pero con una acogida más cálida, coincidió el cumpleaños de un hermano que hacía 93.
En otro término de cosas, la vaquería que pastaba frente a nuestras celdas creció en un ternero. Importante ya que a mí simplemente la naturaleza me emociona.
Eso es otro activo importante a tener en cuenta, pronto el hermano Alfonso me puso en el camino de la huerta, de los prados y fragas del rio  que acompañan las tierras. Itinerarios privados, que si son insuficientes pronto puedes ampliar con un recorrido exterior y público.

Dispuesto a minimizar mi ignorancia, me apunte a una visita guiada cuya guía, amable, informada y precisa me fue poniendo las cosas en su sitio visitando lugares tan importantes como el refectorio de solemnidades, la sala capitular, botica, etc. pendiente quedó la biblioteca  de cuya visita se encargó el hermano Cesar. Y yo tan expectante debí preguntar 3 ó 4 veces.
Y llegó el momento y de nuevo la emoción se ocupó de que ese recuerdo, esas imágenes se graben en mi mente, en mi memoria afectadas de esa emoción que supone tanto y tanto conocimiento, tantos esfuerzos, tantas vidas, tantas experiencias contadas en su codificación escrita, que uno renueva, experimenta lo inédito lo que puede llegar a vivir sin levantarnos del asiento. Ante mis ojos un número no cuantificado de libros, procedentes de donaciones de todo tipo, filosofía, teología, y muchas otras disciplinas, con su carga intima, potencial, apabullante en una sala espectacular con estanterías, puertas, esquinas, con relieves de motivos religiosos y culturales, haciendo valer la pertenencia a una tierra que tiene su entidad propia y que probablemente sus moradores ya hayan decidido compartir.

Fue una experiencia completa.
Y así también las completas finalizan el día.
Al día siguiente partía, como era Domingo todos los horarios cambian un poco, de modo que de nuevo los hermanos Cesar y Alfonso estaban puntuales en la portería para abrirme, aproveché y me llevé un Eucaliptine Oro. Algo tendré que decir cuando lo use, queda dicho.
Coincidí con los compañeros que iniciaban una excursión a pie por la zona.
Que puedo decir para concluir, muy agradable, una cálida acogida y aunque parezca nimio yo también creo, como John Seymour, que un gran fuego calienta el corazón aunque enfría la espalda.
P.D. Por esta razón en esta parte del mundo hemos inventado el escaño, un banco o silla con respaldo alto para acomodar la manta o el abrigo y quedar a buen recaudo.
Compañeros de encuentro, os deseo lo mejor.   
csl.


5 de mayo de 2017

La breve experiencia de un huésped en el Monasterio





Titulo redefinido que por pretencioso no me atreví a poner, porque me pareció que estaba sujeto a conclusiones de experiencias de poco peso. La experiencia monástica.

Tomé posesión de la habitación 15 de la hospedería después de una pequeña espera donde hubo de todo menos entusiasmo de acogida, reconozco mi culpa por no haber reservado, parece ser que era imprescindible, superado el contratiempo hice mía la 15, sobria en decoración y mobiliario, no es para menos estoy en el monasterio de Santa María de Sobrado, pero una ventana me comunica con la naturaleza y el color.
Una visión bucólica, prado con vacas, no podré decir del país, pues son frisonas, el prado si es desigual, las vacas se afanan en buscar el mejor bocado y los pájaros aprovechan oportunos, el escándalo de las vacas en los insectos al deambular, dando buena cuenta de ellos.
El prado limita con un arroyo cuyo cauce se adivina por el rosario de sauces que lo señalan.
Por fin he vuelto a Sobrado, quizás pasaron 54 años de aquella visita que tanto impactó a aquel niño de unos 11 años.
Tanto respeto al regresar desvela un cierto temor a las emociones que vuelvo a encender sin saber a dónde me van a llevar.